¿Por qué España no va tan bien a pesar del crecimiento del PIB? La inflación, los impuestos y la distribución de la renta lo explican.

 

El crecimiento del PIB en España no siempre se traduce en un bienestar generalizado debido a varios factores interrelacionados, como los impuestos, la inflación y la distribución de la renta. Aquí un análisis conciso:

1. Impuestos: España tiene una presión fiscal relativamente alta, con impuestos directos (IRPF) e indirectos (IVA) que afectan tanto a trabajadores como a consumidores. Aunque los ingresos fiscales financian servicios públicos, una carga impositiva elevada puede reducir el poder adquisitivo de las familias y limitar el consumo, frenando el impacto positivo del crecimiento económico.
2. Inflación: La inflación, especialmente en bienes esenciales como energía y alimentos, ha erosionado el poder adquisitivo de los hogares. Aunque el PIB crezca, si los precios suben más rápido que los salarios, la sensación de bienestar disminuye. En los últimos años, la inflación post-COVID y los shocks energéticos han afectado especialmente a las clases medias y bajas.
3. Distribución de la renta: La desigualdad en la distribución de la riqueza es un factor clave. El crecimiento del PIB a menudo beneficia desproporcionadamente a sectores de mayores ingresos o a grandes empresas, mientras que los trabajadores de rentas bajas no ven mejoras significativas. España tiene un índice de Gini relativamente alto para un país desarrollado, lo que indica una distribución desigual de la renta.

Además, el mercado laboral español, con alta temporalidad y desempleo estructural, limita la capacidad de muchas personas para beneficiarse del crecimiento económico. Las políticas públicas, como las subidas del salario mínimo, intentan mitigar esto, pero su impacto es limitado si no se acompaña de mejoras en la productividad o en la creación de empleo de calidad.

En resumen, el crecimiento del PIB no se traduce automáticamente en bienestar porque los impuestos reducen el ingreso disponible, la inflación encarece la vida y la desigualdad impide que los beneficios económicos lleguen a todos por igual.